viernes, 14 de septiembre de 2007

20 DE JUNIO


20 DE JUNIO
DÍA DE LA BANDERA

en homenaje a su creador

MANUEL BELGRANO
Día en que anualmente se le rinde homenaje al general Manuel Belgrano, quien murió en esta fecha a los cincuenta años de edad. Fue maestro de ideas y sentimientos. Su corta vida le alcanzó para dar a su patria, entre otras cosas, su obra más perdurable: "la bandera celeste y blanca", que en 1816 fuera consagrada como Enseña Nacional por el Congreso de Tucumán.
Este héroe de la independencia argentina fue una de las glorias más puras de nuestra historia; nació en Buenos Aires, en el seno de una familia de origen italiano perteneciente a la antigua nobleza ligur. Manuel estudió primero en el Real Colegio de San Carlos donde completó su licenciatura en Filosofía y luego fue enviado a España; allí se matriculó en la Universidad de Salamanca, pero completó sus estudios de Derecho en Valladolid. Se trasladó entonces a Madrid dedicándose a profundizar sus conocimientos de economía política, derecho público y lenguas vivas. En 1793 fue nombrado por Carlos IV secretario del Consulado que se estaba por crear en Buenos Aires, y Belgrano regresó a su patria entusiasmado con la idea de colaborar con sus conocimientos al progreso de ciudad natal. Cuando llegó a Buenos Aires puso en práctica sus proyectos y logró en este sentido importantes resultados, si bien en muchas ocasiones debió tropezar con la incomprensión y las burlas de los demás; entre sus muchos proyectos figuraba la creación de una Escuela de Comercio, una Escuela de Dibujo y una Escuela de Náutica, que pudo ver realizada en 1799. Fue preocupación permanente de Belgrano mejorar los métodos agrícolas, la introducción de nuevas industrias, entre ellas la textil, el fomento del comercio y la navegación y la creación y mejoramiento de los caminos. Incorporado al regimiento de Patricios, luego de la primera invasión inglesa, fue uno de sus mejores jefes; con ellos intervino en la defensa de Buenos Aires durante la segunda invasión y más tarde se convirtió en uno de los más activos colaboradores del grupo de hombres que preparó la Revolución de Mayo. Se encontraba descansando en una localidad cercana a Buenos Aires cuando fue convocado (abril de 1810) para intervenir en los sucesos que se estaban gestando, y a partir de ese momento su actividad fue infatigable. Cuando cayó el virrey y se formó la Primera Junta, Belgrano la integró como vocal.
Luego se le encomendó el mando del ejército que debía lograr la adhesión de las demás provincias a la causa revolucionaria e impedir que los españoles se adueñaran de la situación. Se enviaron dos expediciones: una al Norte, al mando de Francisco Ortiz de Ocampo, y la otra al Paraguay, al mando de Belgrano. A lo largo del camino fue recibiendo adhesiones, donativos y nuevos reclutas; en Entre Ríos fundó la población de Mandisoví y en Corrientes, Curuzú Cuatiá. Al llegar a tierra paraguaya, el ejército de Belgrano se enfrentó con los españoles en la batalla de Campichuelo (19 de diciembre de 1810) dispersándolos completamente; pero no encontró entre los pobladores una total adhesión al mensaje de libertad que llevaba el ejército; por el contrario huía asolando los campos ante la marcha de los soldados. En los meses subsiguientes los realistas pudieron rehacer sus fuerzas y Belgrano volvió a enfrentarlos en la batalla de Tacuarí (9 de marzo de 1811), donde el valor del ejército patriota asombró a los españoles instándolos a firmar un digno armisticio y retirarse. Al año siguiente el gobierno de Buenos Aires le encomendó el mando de las baterías que estaban construyéndose en Rosario, Libertad e Independencia, y pocos días después de hacerse cargo creó la bandera nacional celeste y blanca, de acuerdo con los colores de la escarapela cuyo uso él mismo había propuesto al Triunvirato.
Luego Belgrano marchó a Tucumán, para recibir de Pueyrredón en mando del ejército del Norte que llegaba diezmado por los contrastes sufridos en el Alto Perú; Belgrano lo reorganizó con extraordinario esfuerzo y el 25 de mayo de 1812 lo hizo jurar la bandera que había creado y que había hecho bendecir por el canónigo Gorriti. Pero ante el ataque inminente de los españoles optó por ordenar la retirada y se sucedieron las heroicas jornadas del Éxodo Jujeño, perseguidos implacablemente por el enemigo. El 3 de septiembre de 1812 Belgrano los enfrentó en la exitosa batalla de Las Piedras y poco después, contrariando las órdenes del gobierno de continuar la retirada, volvió a presentar combate y obtuvo el brillante triunfo de Tucumán el 24 de septiembre de 1812. Meses después venció nuevamente a los españoles en Salta (20 de febrero de 1813), obligando al general Tristán a firmar la capitulación. El premio de cuarenta mil pesos que el gobierno entregó a Belgrano por las victorias de Tucumán y Salta fue destinado por este insigne patriota a la construcción de cuatro escuelas. Luego fue destinado al ejército del Alto Perú, donde sufrió las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma, frente al ejército español encabezado por el general Pezuela. Luego de entregar el comando del ejército a San Martín, Belgrano realizó una misión diplomática en Europa de donde regresó en 1816; estuvo en Tucumán apoyando con su palabra y su acción la proclamación de la indepencencia y poco tiempo después el Congreso lo designó jefe del ejército del Norte, que Belgrano debió reorganizar y disciplinar severamente mientras colaboraba en la medida de sus posibilidades, en la epopeya gaucha emprendida por Martín Güemes en las fronteras de la patria.
En 1819 Belgrano solicitó su licenciamiento por sentirse enfermo y se trasladó a Tucumán en procura de un mejor clima para su quebrantada salud; llegó a esta provincia en momentos en que había sido depuesto el gobernador Mota Botello por una sublevación encabezada por Abraham González y Bernabé Aráoz, quienes sometieron al ilustre patriota a humillante trato. Con profunda amargura y al borde la muerte Belgrano fue trasladado a Buenos Aires, donde murió.
Fuente: Efemérides - Calendario histórico escolar
Nuestra historia día por día
Enciclopedia temática ilustrada de la Argentina
Editorial Lesa
VOTO DE PROMESA DE LOS ALUMNOS
Texto que lee la persona encargada de tomar el voto de promesa a los alumnos de 4º año:
Alumnos:
La bandera blanca y celeste -Dios sea loado- no ha sido atada jamás al carro triunfal de ningún enemigo de la tierra.
Niños: esta bandera representa la patria de los argentinos.
¿Prometéis rendirle vuestro más sincero y respetuoso homenaje, quererla con amor inmenso y formarle, desde la aurora de la vida, un culto fervoroso e imborrable en vuestros corazones, preparándose desde la escuela para practicar a su tiempo, con toda pureza y honestidad las nobles virtudes inherentes a la ciudadanía, estudiar con empeño la historia de nuestro país y la de sus grandes benefactores, a fin de seguir sus huellas lumninosas y a fin también de honrar a la bandera y que no se amortigüe jamás en vuestras almas el delicado y generoso sentimiento de amor a la Patria? En una palabra: ¿Prometéis lo que esté en la medida de vuestras fuerzas para que la Bandera Argentina flamee por siempre sobre nuestras murallas y fortalezas, en lo alto de los mástiles de nuestras naves y a la cabeza de nuestras legiones y para que el honor sea su aliento, la gloria su aureola y la justicia su empresa?
ORACIÓN A LA BANDERA
Bandera de la Patria, celeste y blanca, símbolo de la unión y de la fuerza con que nuestros padres nos dieron independencia y libertad: guía de la victoria en la guerra, y del trabajo y la cultura en la paz: vínculo sagrado e indisoluble entre las generaciones pasadas, presentes y futuras: juremos defenderla hasta morir, antes que verla humillada, que flamee con honor y gloria al frente de nuestras fortalezas, ejércitos y buques, y en todo tiempo y lugar de la tierra donde ellos la condujeran: que a su sombra la Nación Argentina acreciente su grandeza por siglos y siglos, y sea para todos los hombres mensajera de libertad, signo de civilización y garantía de justicia!!!
Joaquín V. González
De Aurora "Canción a la Bandera"
Alta en el cielo, un águila guerrera
audaz se eleva, en vuelo triunfal
azul un ala del color del cielo
azul un ala del color del mar.
Así en el alta, aurora irradial.
Punta de flecha, el áureo rostro imita
y forma estela al purpurado cuello
el ala es paño, el águila es bandera.
Es la bandera de la patria mía
del sol nacida, que me ha dado Dios.
Es la bandera, de la patria mía
del sol nacida que me ha dado Dios.
Ópera de H. Panizzo

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